Hablar de medio ambiente presenta connotaciones diferentes, frecuentemente dependiendo con quien se converse. Desde una moda impuesta por especialistas en marketing para orientar una tendencia de consumismo con una connotación social y sentido de causa compartida; hasta aquellos que verdaderamente le han convertido en un eje conductual tanto para ellos mismos como para personas y organizaciones en extensiones que van incluso más allá de su efecto directo, pero que están dispuestos a generar mecanismos para como mínimo influenciarles. Ciertamente más allá de la perspectiva personal, buscar progresivamente una relación positiva con el entorno social y natural ya no es una opción , sino un aspecto transversal y fundamental a cualquier actividad humana, el cual si puede opcionalmente realizarse como una obligación impuesta por las exigencias legales y el mercado mismo, u opcionalmente como una alternativa de maximización en el aprovechamiento de los recursos.

En cualesquiera de los dos escenarios, la presión por muy altas eficiencias de las alternativas técnicas empleadas por las organizaciones tanto al interior de las líneas de proceso como en los sistemas de depuración previo a las descargas al entorno, de la mano con un fuerte impulso hacia la baja tanto en la inversión inicial como en los costos operativos, apunta al empleo más frecuente de nuevas tecnologías fusionadas con potentes soluciones informáticas.

Así pues, un nuevo peldaño emerge con fuerza en el cuidado y la protección ambiental: la Inteligencia Artificial Ambiental -IAA-, integrando tanto el aprendizaje máquina como la videoanalítica, fuertemente enfocado en la Gestión Inteligente de Procesos: básicamente, lo que un especialista pudiese ver, interpretar, concluir o analizar, realizado por un sistema artificial capaz de autoregularse y controlar mucho más variables, en mucho menores tiempos de respuesta, impactando significativamente la eficiencia pero también la efectividad de las opciones disponibles.

Múltiples niveles se abren así en los sistemas operados con IAA: Desde brindar soporte a operadores humanos, evidenciando con alertas o similares aquellos aspectos críticos de entre toda la información disponible, en la cual dicho operador debe centrar su atención, para que sea este quien ejerza la respectiva actividad de control y/o corrección; hasta sistemas completamente automatizados, operados bajo sistemas expertos basados en reglas u operaciones previamente programadas o en la determinación de la operación ideal bajo sistemas probabilísticos. El definir uno u otro sistema depende de varios factores, entre los que se podrían mencionar el acceso a la tecnología base a costos razonables; el soporte de expertos tanto en el área ambiental como en informática; la sensibilidad del proceso u operación siendo controlada; el nivel de acceso a tecnologías similares a las que está expuesta la organización, así como los tiempos y capacidad de respuesta esperada y sus implicaciones.

Ciertamente optar por la adopción de la IAA sigue siendo una alternativa, a menudo vista como futurista en muchas de las organizaciones en Latinoamércia, sin embargo, considerando que su implantación con éxito ya es una realidad común en muchos países alrededor del mundo, en una economía abierta y globalizada, el no hacerlo condiciona mayores costos de la mano con baja eficiencia y mayor contaminación e impactos negativos al entorno, y gradualmente, ampliando la brecha económica. Si no logramos organizaciones mucho más efectivas y eficientes, estamos destinados a ver como migra nuestro recurso más calificado hacia aquellas que por su desempeño son mucho más atractivas. El futuro ya está disponible, y es más que futuro, es la opción para que tu organización no sea pasado.